1 de marzo, 2007

Fue un 28 de julio de 1989 cuando Dionisio Rodríguez Martín quiso acabar su vida rutinaria y ruin y empezar un camino hacia el paraíso que siempre soñó.

Después de haber sido guardaespaldas de unos sinvergüenzas adinerados y trabajar desde los 14 años como una persona digna y honorable, la depravación y degradación hacia su persona en el ámbito laboral le llevó a desembocar en ser algo más que un mito, y recurrir a un delito sin fuerza y sin daños. Se llevó con viento fresco, de su furgón en el que trabajaba como vigilante, entre 300 o 350 millones de las antiguas pesetas, harto y hastiado de tanta falsedad e hipocresía. Quería ver cumplido su sueño de ser como un protagonista de Falcon Crest, como él decía. Y además robó a los bancos, ¿hay alguien que roba más que los bancos? Por lo tanto, quien roba a un ladrón, tiene 100 años de perdón.

Con un ojo mirando a Cuenca y otro a Brasil, optó por fugarse a Brasil y, rodeado de limusinas, putas de lujo, helicópteros, caviar y champagne, estaba viendo cumplido su sueño. Vivía bien y además había tenido un par de huevos para dejar en bancarrota a unos ladrones más peligrosos que el puto Dioni, que es como él mismo se hace llamar irónicamente, y a su vez riéndose de aquellos que no tomaron partida y se acongojaron al no acompañarle en la Republica Argentina, donde por dos veces dió la vuelta con su furgón para que montasen en él, pero no tenía ese espíritu de Robin hood y él tomó las de Villa Diego.

Hoteles de lujo, mujeres de todos los colores, avioneta particular para las señoritas, todo ello se fraguaba en sus 40 años y con un peluquín, motivos más que de sobra para hacer realidad una página de las más brillantes de España.

Pero era demasiado analfabeto para llevar todo ese peso relativo hacia delante y fue así como cayó desde el cielo hasta los infiernos, dándose cuenta la policía de Brasil del ritmo de vida del gran español Dionisio Rodríguez Martín. Las autoridades del país tomaron buena cuenta y, sabiendo lo que podría tener de dinero el Dioni, le capturaron y le apresaron cuando estaba donde suelen acabar muchos fanfarrones en Brasil, en la playa de Ipanema, tomándose una caipirihna.

Entonces, cada noche era torturado por policías corruptos, hasta dándole descargas en los testículos, pero él sabía que si decía donde estaba el dinero le matarían, así y como bien dice él, ya me podían dar descargas en los huevos y jugar a la ruleta rusa con una pistola en la nuca y sien, porque nunca se lo diría si lo supiera, porque esa es otra, hubo dinero que no se supo nunca donde estaba y, en fin, aun cagándose literalmente de miedo, o sea, que se cagaba y meaba todas las noches con tremendas palizas y escalofriantes torturas, del dinero no se sabía nada..

10 meses en una prisión en Brasil entre delincuentes de todo tipo, terroristas, asesinos, narcotraficantes, tuvo que aguantar el bueno del Dioni, por un delito sin daños, ni forzoso, más la pena de 3 años que el fiscal consiguió en su contra para cumplir en prisión ya en España. Son excesivos para un caballero, el cual tuvo un par de huevos robando a quien más nos roba, LOS BANCOS.

Más tarde, elaborando los libros llamados, Palabra de ladrón y Todo sobre mi furgón, parafraseando a Almodóvar, ese tipo rarito, de izquierdas pero con un porche por Goya, pues bien, en ambos libros explica cosas curiosas. Se le acusa de que habría más gente detrás de él en su trama para llevarse el dinero y no entienden que, como bien explica Dionisio, solamente fue él, porque no sabe ni lo que es una trama, ni como se actúa conjuntamente. Y es que a la gente le jode, y mucho, que un solo hombre sea capaz de hacer estas buenas obras, quieren otros pensar que hay alguien importante o algún político, pero no creen que existen todavía en España, y en el mundo, personas capaces de obrar por su propio código moral, y Santas Pascuas tengan ustedes señores/as periodistas y fiscales.

Dionisio nunca sería como ustedes, es demasiado sincero y con buen corazón, lo único que le hizo perder todo fue su poca mentalidad e inteligencia para pasar desapercibido en Brasil, si no todavía le estaría buscando la INTERPOL y hasta el que cuida la finca del señor banquero.

Más tarde se quiso hacer un hueco en el mundo del cante, pero fue de risa claro. No sabía cantar, pero era hermosa la dedicación con que se tomaba el asunto. Le dedicaron canciones cantantes de reconocido prestigio y le envían cartas señoras, y su gran sinceridad y buen carácter le hicieron un mito de los que ya no quedan. Admirado por muchos, envidiado por otros, los del poder y gente de corbata, el pueblo llano te quiere Dionisio.

Algún día me gustaría hacer lo que tu hiciste, para mi eres un héroe y un mito. Con más precaución pero si puedo lo hago, y contigo me iría al fin del mundo, seríamos buenos, tu pones tu sangre y lo que hay que poner y yo el cerebro, y esta vez rumbo a donde yo solo se que es imposible que nos hagan nada malo. Y podremos disfrutar tanto, o más, que tú, querido Dionisio, en Brasil.

Me quedaré con tu frase célebre para cerrar este tributo y homenaje a tu acto de proeza y orgullo del pueblo llano, aunque quizás no la compartamos algunos.

EL DINERO DA LA FELICIDAD INCLUSO LA MAS SUTIL.