7 de enero, 2009

Si, como no podía ser de otro modo hay que reconocer a este tipo de personas que aportaron una escuela de la vida fundamentada y giratoria sin retorno hacia atrás en relación al mundo de las mujeres de saldo y esquina, de callejones sin salidas, de bares de buscones, de señoras o señoritas que esperan que una mano se cruce con la suya o poder agarrarse a ese hombre que de una forma u otra les hace perderse o alumbrarse en un mundo cruel y sin escrúpulos, pero que se debe de tener un cierto arte y glamour para ser como el mítico y sin par, BIBI, castizo, putero y siempre trajeado con dos mujeres de compañía.

Eso es arte y no los toros, aunque se sabe que tenía cierto gusto por presenciar las corridas, no así como el fútbol, y eso que podía acudir con asiduidad, pues su padre era un famoso reventa de la calle madrileña y céntrica ECHEGARAY, pero BIBI, solo tenía ojos para sus mujeres.

Después de una ardua jornada laboral como fotograbador en un prestigioso y famoso periódico de la época al finalizar la jornada laboral, solía salir hacia su lugar de inicio o de refugio, al bar NORTE, en la mencionada calle ECHEGARAY, y era en ese lugar donde muchos hombres mas jóvenes que el querían que les enseñara sus aprendizajes con las mujeres. El BIBI solía darles la espalda y les recomendaba que no era su sitio, y que ni bebieran, ni fumaran, tenía un espíritu creado solo para él y para que su alma fuera destruyéndose por si sola.

Su físico era el típico que aparentemente hoy en día sería impensable como modelo estándar del ligón de turno para las mujeres, no obstante el BIBI las conseguía día sí y otro también, pero la realidad antes y ahora sigue siendo la misma.

Su altura no superaba 1m. 65 cm. y su peso era de unos 50 kilos, si bien parecía que todo eso se podía compensar con su impecable traje y con su pañuelo blanco en el bolsillo de su traje inmaculado en su americana de diferente color, cada día llevaba uno diferente según su estado de ánimo.

Era un hombre sin grandes alardes y tan siquiera de tipo emocional, su imagen y su forma de hablar era igual tanto en el trabajo como cuando salía de paseo con las señoritas, para acabar casi siempre en alguna pensión u hostal de la zona que muy bien conocía. Sino la segunda alternativa era madame TEDDY Y Dª MANOLITA, donde era conocido, respetado y admirado por las señoritas prostitutas, tenía estilo y elegancia, que compensaba con creces su físico raquítico, además de unos ojos vivarachos de persona lista de la calle y del mundo en el cual se movía y alternaba, ya que él era el mejor, SE SABE QUE UN HOMBRE CON HONOR, O LO TIENE O SABE SU PROFESION MUY BIEN DE PILLO.

Su pelo moreno, enredado con un aire místico y que no dejaba a nadie indiferente, era esponjoso y peculiar, quizás lo que podía hacer que a más de alguna mujer le subiera la líbido más de lo normal y sus ojos junto a sus pupilas dilatadas se derritieran ante la admiración de un hombre sin miedo, seguro de sí mismo y con iniciativa, además de su audacia en una época en la cual la astucia era el pan nuestro de cada día.

Sabía cuando tenía que marcharse y evitaba siempre que le dijeran que se tenía que ir, era una de sus premisas básicas, tan básicas que un buen día subiendo en el ascensor, el de su trabajo, falleció de un infarto, con su traje, su pañuelo, su pelo místico, quizás aplicó en su fuero interno de una manera radical, vive a tope, haz lo que tu cuerpo te pida en cada momento, revélate contra una sociedad políticamente correcta y marca la diferencia y si mueres rápido, serás un bonito cadáver.

Las mujeres e incluso Madame TEDDY, Y Dª MANOLITA lloraron esta muerte anunciada por el ritmo de vida frenético, pero hizo lo que quiso, cuando y cuanto le apeteció. Muchas lágrimas fueron derramadas por aquellas mujeres que nada más lejos de hacerles daño, las contentaba introduciéndose en su mundo de barro y fango.

La vida es muy caprichosa y seguro que su fallecimiento le parecería una ironía más de la vida, porque a buen seguro que le hubiera gustado morir en la cama con dos mujeres y en sus últimos instantes haber podido decir junto a ellas, os quiero tanto que hasta la muerte me habéis presentado en esta habitación, pero nunca olvidaré que disfruté y morí cuando mejor me divertía. Espero que estas palabras nunca salgan en el periódico donde trabaje, pero en mi esquela espero que se escriba.

BIBI, VIVIO, FOLLO Y MURIO.

ASI VIVIO EL BIBI Y ASI MURIO, COMO UN BOHEMIO