17 de octubre, 2009

Lo cierto es que alguna vez pensé como sería eso de ejercer como gigoló, pero jamás en serio, hasta que un buen día encontré por la calle a un viejo amigo y me contó que estaba trabajando en esta profesión, era gigoló.

Me contó casi todo, y cierto es que estuve sin dormir una semana imaginando a mi amigo en tales situaciones, y sabiendo que yo haría mejores prestaciones sobre lo que se refería a las mujeres, me lancé a la aventura, con un anuncio de prensa, RIEGO TUS PLANTAS, BONITA FLOR.

Pensaba que me llamarían hombres o gente rara, y llevaba razón, pasados 3 días negándome a ir y hacer cosas raras con hombres y locas que se reían de mi pobre autoestima, llamo la primera mujer seria.
Quedamos en un lugar residencial, y para mi sorpresa era una chica que no llegaba a los 30 años, bajita, guapa y con un buen puesto de trabajo en un reconocido banco internacional.

Me invitó a pasar a su casa, y comenzamos a hablar, parecía que era hiperactiva, se iba de una habitación a otra con mucha rapidez, una vez el teléfono, otra al ordenador, otra con el perro, puso música y le comenté lo que cobraba por horas, no me importa, contestó, a su vez me dijo, me doy una ducha y salimos a cenar a un restaurante. Apareció por el salón una vez duchada con la toalla como solo saben ponerse las mujeres, y con un secador, pensaba que en cualquier momento tendría que hacer algo del oficio, pero se vistió con ropa de marca y bajamos hasta el parking donde estaba su coche, no entiendo de coches, pero a los buenos yo los llamo coches balas, por su silueta.

Arrancó y fuimos al restaurante en cuestión, en mi vida he pasado tanto miedo con nadie al volante como con esta chica, se agachaba a por una botella de agua a 180 k/h, se encendía un cigarrillo sin mirar al asfalto, me encontraba a un décima de un ataque de ansiedad.

Llegamos al restaurante y cenamos, me preguntó cosas absurdas, era como si quisiera quedar por encima de alguien y yo le seguía el juego, pagó con una de sus múltiples tarjetas y luego fuimos a tomar unas copas, en mi vida hubiera entrando a un lugar tan selecto, y entonces me agarró del brazo y comenzó a flirtear. Cuando cerró el local, volvimos a su casa y me enseñó una cama grande, se tumbó y yo a su lado con sutileza, dijo que la dolían los pies y como hice un curso de masajes intensivo de 10 horas hacia 5 años, la realicé un masaje en los pies, que lo recibió con gran agrado, apagó la luz y nos dormimos.

A las 9 de la mañana más o menos escuchamos la voz de una joven, la pregunté de quien se trataba, y entonces comenzó el espectáculo, realizó todo tipo de gemidos, gritos orgásmicos, y lo que se puede escuchar de una mujer que finge, se despeinó total, y me susurró que saliéramos de la habitación, cuando nos encontramos con la señorita en el salón, espetó aquí mi hermana y este es el compañero de trabajo del cual te hablé. Me callé, su hermana me besó con cara de querer de verdad hacer el amor o como se diga, pero debía estar callado y respetar las normas, la mujer que me contrató se dirijo hacia mi y me dijo, sal al jardín, y en ese lugar me pagó, susurró otra vez que ya me llamaría en otra ocasión.

Otra llamada de fiar, lugar y códigos para saber quien es quien, aparecí en un taxi, en un lugar oscuro y con una cuesta arriba de gran nivel, al principio no veía a nadie, pero debajo de un portal vi a una chica de unos 33 años, vestía de negro y me acerqué, me repetía que no tuviera miedo, pues era ella la clienta, me subió a su piso grandísimo, recuerdo que me encontraba muy bien y relajado. Mientras me encontraba en el sofá sentado, vino y se sentó, era tímida, y parecía que estaba pasando una mala época, no se acercaba a mi persona, pero me daba mucha confianza, claro ella era la tímida y yo se supone que un profesional, me crecí, me preguntó que si me gustaba el cine y contesté que mucho, claro, me mostró un montón de películas que tenía y me dijo cual quería ver, elegí una cualquiera, la vimos y luego otra más, pasaban las horas, y otra vez tuve que recordar con dulzura lo que cobraba, contestó como la otra señorita, no me importa, habíamos quedado a las 9 de la noche y eran las 5 de la madrugada, y seguíamos en el sofá hablando de cosas de la vida, parecía que la gustaba la reflexión y el mundo filosófico, pero como intuía empezó a contarme que la había dejado la pareja, y como uno ha sido cocinero antes que fraile, pues le dije lo que debía de hacer, ponerse bonita para ir a una discoteca a buscar un buen hombre y tal y tal…

Cuando se relajó, y eran ya las 6 de la madrugada, me invitó a su cama, la dije que estaba débil, y que debíamos dormir un par de horas, así fue, pero cuando despertó se llevo la cabeza contra mi pecho, empezó a besarme y a tocarme, hasta el final, para satisfacerme a mi, la pregunté ¿qué puedo hacer por ti? Sonrió y levantándose de la cama, dijo: ya has hecho bastante. Nos vestimos y salimos juntos a la calle. Me fue presentando a sus amigas, y de vez en cuando nos metíamos en tiendas, se probaba una prenda y me decía que si me gustaba, algunas si y otras no, contestaba yo, no sabía muy bien qué decir, pero quedaba satisfecha con los apuntes que le recomendaba.

Llegó la hora de irme y me acompañó hasta un autocar, nos besamos y se quedó con mi número de teléfono, empezó a llorar, cuando me subí al autocar lloré también mirando por la ventana.

Suena el teléfono y tengo que encontrarme con una cliente, esta vez el lugar era un cercano pueblo y hasta el mismo lugar fui, me recibió una chica de unos 30 años, con una complexión sobrada de kilos, lo digo por la salud, en su casa había en el techo muchos ventiladores y me gustaba mucho la decoración de su hogar, vestía de negro y estaba pintada la cara, labios y ojos, me invitó a sentarme, pero en unos segundos me dijo que si la acompañaba a la calle porque debía de hablar con alguien para ella importante, y así fue, salimos y desde una cabina telefónica con una tarjeta estuvo más de una hora hablando.

Me sentía desesperado y con rabia, pues parecía un pelele, en una esquina para no oír lo que hablaba, al fin corto, y me dijo que subiéramos, pero antes fuimos a un supermercado para comprar algo para cenar y beber, la cena no me acuerdo, la bebida sí, hicimos un tinto de verano para la ocasión, mientras mirábamos la televisión, en la cual estaban emitiendo un concurso de mises. Yo le restaba importancia a esos cuerpos, y comentaba algo semejante a que esas mujeres que debían seguir dieta estarían enfermas, y que lo importante era la mente y el corazón de la persona, así hasta que acabamos de cenar, luego se dirigió hacia el baño para según ella ducharse, pero era interminable, yo me estaba orinando y parecía que iba a explotar mi vejiga, no lo dude y tuve que echar las aguas en unos tiestos que tenía y al fin salió.

Nos sentamos en su sofá y me contó con quien hablo por el teléfono, se trataba de un novio venezolano que se encontraba en su país, que esta señorita había convivido con él 5 años y que por algunas circunstancias lo habían dejado, y esas circunstancias este servidor fue el que tuvo que escuchar desde las 11 de la noche hasta las 7 de la mañana. No sabía si llorar, reír, ya no me quedaba un mínimo de psicología para subirla la autoestima y alentarla, pero eso sí al final dijo, pondré una tienda de ropa de moda, o trabajo de taxista, que para mi era como decir un turista que no sabia si ir a Tanzania a ver el Serengeti o a Noruega a disfrutar de las auroras boreales. Menudo lío tenía la muchacha.

Al día siguiente me invitó a comer, le recordé lo del dinero y las horas, otra vez la misma respuesta, no me preocupa, comimos y nos fuimos a echar una siesta, yo no sabía si de la cama de una habitación contigua a la suya debía de ir a hacer algo o quedarme tumbadito, pero el caso es que la siesta la debió de sentar mal, porque con cara de loca y los pelos al viento me dijo que me fuera de su casa cuanto antes, incluso con un ramo de flores que la regalé, porque según ella había cometido algo terrible, me dió el dinero y me fui.

Puede que recordara a su pareja de Venezuela, quizás no hice lo que ella deseaba, o quiso ser verdugo y yo su victima para compensar su mente, es un mecanismo de defensa de personas débiles, hacer el mismo daño a otra persona que el que le han podido hacer a ella misma, pero cuando pensé lo de terrible, me imaginé que descubrió sus plantas meadas por mi.

Otra llamada y en marcha otra vez, llamo a la puerta me habré una mujer de unos 50 años, la pregunto la dirección, me la confirma y me invita a que pase, veo un chico alto y rubio entre un habitación y un pasillo, me tranquiliza diciéndome que es su hijo, esta señora vestía como una hippie, y se sentaba igual, su hijo sale de la habitación, se dirige hacia mi, me da la mano y se presenta, me levanto del sofá por cortesía y educación y le pide a su madre dinero, la verdad es que le dio mucho dinero para ser tan joven y cuando se marchaba con una mochila dijo, hasta el lunes mamá, era viernes, no pregunté nada respecto hacia donde se iba ese muchacho tan joven y con tanto dinero.

Nos quedamos solos, y quiso enseñarme su casa, salió un gato del baño, y en las demás habitaciones también había muchos gatos, era una mujer obsesionada con los gatos, los recogía por la calle, de estas mujeres hay muchas, pero para mí, estar en una casa con un gato sobre mis rodillas, una gata en celo con la cola en alto rodeándome y dos o tres detrás de mi cabeza sobre el sofá, no era muy normal, el caso es que había gatos por todas las partes y la mujer sin reparos empieza hacerse un porro sin pudor ninguno. Para qué, si era su casa. Me invitó a fumar, pero me negué, me sientan mal esas cosas, y empezó a hablarme de orgasmos sísmicos, de la atmósfera, troposfera, de vidas en otros planetas y mundos, y bueno esos temas son curiosos, me dijo que podía tener un orgasmo solo con mirarse su cuerpo y no tocarlo, reconozco que me excitó, a su vez me contó que se había divorciado y que había comenzado una vida nueva porque una voz la dirigía lo que debía de hacer. Tenía un poquito de miedo y respeto, pero estaba excitado, me preguntó cosas intimas, mi primera vez, si hacia esto o aquello, y salía como podía de la situación dando capotazos a diestro y siniestro.

Yo había llegado a su casa sobre las 6 de la tarde, y después de hablar de seres extraños y espíritus flotantes, nos dieron las 11. Me llevó a su cama, se tumbó y me dijo que me tumbara a su lado, que pensara en el cosmos y en su cuerpo, ella haría lo mismo conmigo y con el cosmos, cerrando los ojos, cerré uno, nada más obvio, y cuando entró en trance, empezó hacer sonidos de placer intensos y movimientos obscenos. Tuve que darla unos golpecitos para que reaccionara, seguía con la burda historia o la interpretación de arte dramático e intenté sacarla de ese estado, hasta darla una torta en la cara, y la muy loca me dice que la pegue más y que era mi esclava, la di una torta más fuerte para que no me asustara, entre otras cosas, pensé, y creo que bien, que entre los gatos y los porros estaba para el psiquiátrico de urgencia. La grité que me iba, que me dijera donde estaban las llaves para salir, pues dejó la puerta cerrada y no me di cuenta.

Cuando se cansó esta mujer de su viaje LSD y de su fiesta, me pagó y me regaló una prenda íntima, a su vez con voz de estar fuera de sí, me aconsejó que mantuviera esa prenda interior junto a mi, ya que de esa forma, estaríamos unidos dentro del universo, mientras yo me quitaba un gato de la espalda y pisé el rabo a otro sin querer, me abrió la puerta y me fui con viento fresco a pensar sobre esta situación. Creo que era una pobre mujer que su marido la abandonó por recoger tantos gatos y alguien la dijo que la marihuana cura enfermedades, pero en este caso desde luego empeoró su cabeza. Espero que venga un extraterrestre del planeta Omega -3 y la de los nutrientes y un poco de serenidad, paz y la consagración de sus ideas.

Mientras, yo en esos días realizaba un curso de coctelería, y había diversidad de personas, desde médicos, hasta chicas para trabajar en discotecas, eran 2 días a la semana y solo 3 horas, nos lo pasábamos muy bien, ya que además de aprender, nos bebíamos todos los cócteles que hacíamos y salíamos un poco contentillos. Rápidamente mi sitio en el aula de teórica lo escogí junto a una chica rubia de buen vestir y limpia. Con el transcurso de los días nos fuimos conociendo más, era muy enérgica y manejaba de maravilla la coctelera, yo me imaginaba, hombre, porque somos así y ya está, como manejaría otras habilidades.

Pero, ¡cómo son las mujeres! Una mujer de 35 años, soltera, al verme junto a la chica rubia, que tenía 24 años, un día que llegamos juntos hacia el lugar donde realizábamos las clases y era pronto me invitó a un poleo con menta y me dijo directamente que estaba segura de que la joven y yo nos gustábamos, y a su vez me pidió el teléfono móvil, yo accedí y sobre el otro tema comenté que era una compañera más.

Salíamos a las 8 de la tarde, pues bien, esta mujer de 35 años me llamó a las 9 de ese mismo día, para decirme que si alguna vez deseaba ir a su casa a cenar o a tomar unas copas estaría dispuesta, la comenté que no podía ese día y probablemente más adelante tampoco porque estaba trabajando en un sitio y que para mi era difícil. Pero las mujeres insisten, no paran, me llamaba cuando estaba con personas, con mi familia, hasta que un buen día pensé: voy a cenar con esta mujer y hablamos, lo dejo claro todo y ya está punto.com.

Cojones en vinagre, perdón, me invitó a su casa y tenía una cena preparada de lujo, ensalada, pasta fría y caliente, un vino que costaba un riñón y parte del otro, no en balde estudiábamos también cata de vinos en el curso, y con una música y luz increíble para más excitación. Además su casa era preciosa, había heredado de sus padres una fortuna. Comenzamos la cena romántica, hablando del curso, de música, teatro y nuestros hobbies, una vez finalizada, tenía preparados unos mojitos y sangría, bebidas que sin duda alguna te llevan a calentar el cuerpo y a la perdición si lo bebes sin control, me modere al principio, pero me encontraba tan cómodo y ella también, que hablamos de cosas íntimas, yo quería decirle que trabajaba como gigoló, pero en ese momento no me parecía oportuno, se moriría de risa.

Pero con la bebida se habla demasiado e inevitablemente la conté mi historia de los últimos días, la cambió la cara, el pelo, la barbilla y los ojos, pensaba que había encontrado a un hombre sereno y gracioso, que escucha y toma tomate, se puso a llorar y me enseñó una foto de unos hombres, pregunté quienes eran, me dijo que su ex -marido y su hermano, y que se habían matado en un accidente de coche. Entonces me cambió a mí hasta el color de los dientes, me los veía negros, y mi jersey azul, verde. La expliqué que estaba practicando una experiencia y que lo dejaría en un mes, seguía llorando, pero debo reconocer y reconozco, que me estaba irritando, ¿qué esperaba, que fuera su hombre cuando sólo me conocía de unos días de curso y nunca había hablado con ella? Cosas de mujeres que ni entiendo, ni quiero entender, ni es entendible.

Era de madrugada y me marché dándole un beso en la mejilla, al día siguiente no vino al curso. Pero me llamó por la noche para que le dijera ¿qué sentía por ella? Y un montón de preguntas, me ahogaba, sentía asfixia, al curso no vino más, pero en una de sus llamadas me preguntó lo que cobraba, y la dije que lo había dejado, y ella seguía diciéndome que me invitaba al cine, al teatro, a su casa. Pero su energía negativa y mi instinto me hacia que me alejara más de esta mujer con gran depresión y sin manejo de su vida. Así pasaron días y días, llamando y que jamás atendía a su número de móvil o cualquier otro extraño, una mujer despechada es un enemigo letal.

Me hacen una llamada, la voz es de una chica joven, un recorrido frío traspasa por todo mi cuerpo, me da la dirección, y me pongo en marcha.
Llego al lugar, no hay portero, ni ascensor, y al llegar justo hasta la puerta, escucho gritos de algarabía y de fiesta, pensé que me había equivocado, llamé a la puerta, ya que estaban de fiesta, y para mi sorpresa y gran satisfacción, eran dos chicas de unos 20 a 24 años y tres chicos de igual edad, me acomodan en un sofá, los tres chicos eran homosexuales de Cádiz, las chicas de Madrid, muy alegres y simpáticas, pero pasados unos 15 minutos, las chicas se despiden gritando, bueno estaremos donde siempre por si queréis venir. Entonces me quedo solo con los tres chicos, y les digo que el anuncio solo era para mujeres, a lo que me contesta uno de ellos que estaría mejor con ellos y que no me preocupara. Así fue, me contaron su último viaje a Cuba, con esa gracia de Cádiz, me moría de risa, me invitaban a refrescos y a canapés, mientras me decían si me encontraba a gusto, les decía la absoluta verdad, me encontraba de maravilla.

Uno de ellos me dijo, pues como no quieres nada con nosotros te vamos a traer a dos chicas para ti solito, juro que me emocioné, espérate aquí y cierra los ojos, el corazón me latía muy fuerte, ya puedes abrirlos, y me mostraron dos muñecas barbies, me las arrimaban al cuello y los gaditanos decían, mira como te quieren, otro comentaba – yo creo que está celosa-, las habían puesto nombre que no recuerdo. Llevaba una camisa negra de verano y uno de ellos me tocaba el brazo, yo me reía, y me decía que si estaba seguro de que me gustaban las mujeres, y que como podía saber que los hombres no, pero el tema era de risa.
Uno se juntaba cada vez más a mi, y los otros dos comentaban con el tono de voz homosexual, venga pues para ti maricón, a ver si dejas las miajas, y todo tipo de frases que sin querer herirse se morían de risa, llegado un momento, comentaron que había sido un chico muy bueno y atento con ellos, y que me lo querían agradecer con un espectáculo.

Me dieron una copa de cava y me dijeron que espera en el salón, con solo una luz encendida, se metieron en una habitación, se oían risas, a mi me dolía el estómago y la mandíbula de tanto reír, y mis amigos entraron en escena, se disfrazaron de drag queen y comenzaron hacer un baile erótico, pasándome un pañuelo por la nuca, se tapaban con una sábana y cada vez aparecieron con menos ropa y tuve que caer al suelo porque en ese momento supe que las personas se pueden morir de risa, es cierto, no podía más, y acabó la actuación.

Uno de ellos me dijo en serio que si me podía besar, le dije que en la cara o en el cuello, lo hizo y me contó cosas muy bonitas de su vida, profundas y cariñosas, entendí perfectamente a las personas que son homosexuales, me dijo que si alguna vez quería hacer un viaje con ellos que les llamara , me dieron el teléfono de sus móviles, pero llegó la hora de decir lo que debía de cobrar, y con timidez se lo dije, sus palabras y frases fueron, pero nos vas a cobrar maricón, con la interpretación que te hemos hecho, es que te hemos tirado por el balcón en bicicleta, a ver si te crees que tenemos dinero para champán para ti, es que no estaba buena la sidra el “goiteiro”. Y más frases que se me saltaron las lágrimas de la risa y del arte de Cádiz, a lo que les dije, lleváis más razón que tres maricones de Cádiz regañándome, nada que pagar y tenéis un amigo para lo que queráis, menos para eso que estáis pensando.

Y así nos fundimos en un abrazo y nos despedimos, días más tarde quedamos para tomar alguna copa por sitios que conocían en Madrid y me presentaron a personas muy interesantes y respetuosas, quedamos 3 ó 4 veces más y se marcharon para Cádiz, pues estaban de paso por Madrid por motivos de estudios, y la distancia, pues eso, pero siempre les llevaré en mi corazón.