26 de Enero, 2011
Será por mi forma de ser, por la pasión con la cual vivo los acontecimientos del día a día o por la vida que he elegido como vivir, siempre me ha parecido vivir en medio del río, viendo las dos orillas muy lejanas, esas orillas de la cordura y racionalidad.
En algunas ocasiones me he encontrado caliente, tanto por el trato de las personas como por la calefacción de sus hogares, y otras tantas he sentido un frío gélido, ese frío de la calle, de la desesperación por una supuesta vida vacía, mirando como pasa la vida delante de mi y no la toco, solo veo la lluvia que hace más grande ese charco en mitad de la nada, aunque si bien es verdad la lluvia fue inspiración y ha sido parte de esas películas inmortales y de grandes composiciones musicales.
Recuerdo aquellos días, más los gélidos que los calientes y los enormes errores que cometí, jugando con mi vida, en noches oscuras y lugares atestados de gente con la cara pálida, chicas sufriendo por encontrar a su príncipe azul, jóvenes matándose con la cocaína y otras drogas y las múltiples peleas a partir de las 3 de la madrugada, que eran inevitables por el consumo de tantas sustancias mezcladas con el dolor y la frustración de aquellas personas, que no encontraban paz en su interior. Conocí durante años el cansancio criminal de ese desarraigo y mis temores a reventar en un banco sentado borracho de madrugada con mucho frío y al borde de una hipotermia, también algunas veces, cerrando los locales de esos amigos, que en cierto modo si no hubiera sido por su atención, quizás me hubiera pasado algo malo, dejándome dormir dentro de su local una vez ya cerrado, y despertando junto alguna chica a mi lado, juntos en una cocina tumbados en un colchón, sin conocernos y salir del antro juntos, ella con el rimel corrido y carreras en las medias y yo sin calcetines, preguntándonos ¿qué había pasado?, la verdad que no lo recuerdo, ni tampoco la joven insistía mucho, nos despedimos con la frase, bueno ya nos veremos por ahí, en otras circunstancias, y con una sonrisa llena de lágrimas.
Con el tiempo me he dado cuenta que quizás esa etapa era la felicidad, mi felicidad, esas noches de desenfreno, caos, de furia, y es ahora cuando entiendo que aquellas chicas no querían que yo fuera para ellas su pareja, su salvador, su tarjeta visa, ese príncipe…solo se conformaban con que fuese una excusa a destiempo, un error más para sus vidas, y también una mancha más, una mancha más en cualquier cama.
Algunas veces me vienen recuerdos de mi vida y cuando me encuentro solo en esos momentos repasando aquellos días, siento un miedo atroz, tiemblo y el corazón me late mas rápido y la respiración se me hace imposible, quiero gritar, abrazarme a alguien, correr, desaparecer, pero luego llega la calma, cuando reconozco que aquellos errores que afectaron a mi equilibrio emocional y me hicieron perder la cordura hasta el punto de volverme loco, solo era un lugar de tránsito en mi vida para poder llegar a lo que se desea toda una vida …unos momentos de …
Sufrí remordimientos por esos días y aquellas noches, y es por eso que tengo alteraciones del sueño según que fechas, y épocas del año, sin embargo creo que aun resultando tan amarga, tan dura, tan amoral, aquella forma de vivir puso a prueba mis capacidades y habilidades para comprender al género humano, la naturaleza humana y entendí y me sirvió para darme cuenta de que solo se es joven de espíritu en esos pocos años grabados a sangre y fuego de color dorado, que deberían incluso mantenerse a cualquier edad, haciendo otras cosas, desiguales a los de la mayoría, un señor de 75 años puede viajar a Laponia y poder ver las auroras boreales, una mujer de la misma edad realizar el camino de Santiago, cualquier cosa menos quedar atrapado en sitios y lugares a los que se les llama para personas mayores, y poder disfrutar, sentir y si es preciso buscar a la muerte y no que la muerte nos venga a encontrar a nosotros, jóvenes, adultos y mayores, el espíritu es lo que manda.
Porque cuando se lleva una vida más confortable y que parece que es teóricamente feliz, quizás nos estemos engañando. Nunca olvidaré con miedo o sin él, que hace algún tiempo muy presente, tuve y a veces sigo teniendo la inenarrable sensación de haber sido aquellos días con sus noches mucho más sensato gracias a la inmensa suerte que Dios me ha concedido de ser bastante menos razonable.
DON QUIJOTE VIVIO LOCO, PERO MURIO CUERDO.
Cuando veo a muchachos jóvenes, cometiendo esos errores, me sale una sonrisa, nunca les diría nada para contrariarlos en su forma de ser, pues entiendo que cuando alguien les recrimina ciertas aptitudes, es porque ya no pueden hacerlas esos mismos que les señalan como jóvenes salvajes e inmorales, solo es una etapa de aprendizaje más, un camino equivocado que sin duda hará que algunos de esos jóvenes se queden hechos una piltrafa o que no vivan para contarlo, ese es el precio para que otros puedan entender la vida, cuando se mira como la lluvia golpea con más fuerza cada vez en el charco y encuentra una soledad tremebunda que le hará entender que sus errores fueron porque somos humanos.
COMO ECHO DE MENOS MIS ERRORES, CUANTO AÑORO MIS CULPAS
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