18 de Abril, 2011

Salí con mis amigos de infancia un sábado por la noche para divertirnos y para ver si alguna chica deseaba encontrar a su príncipe azul, comenzamos por la Puerta del Sol y alrededores, queríamos calmar la sed con unas cervezas y saciar el estómago con unos bocadillos de jamón en un establecimiento conocido, más tarde comimos unas gambas cocidas y un vino peleón de los que suben a la cabeza con facilidad, hasta que decidimos entrar a una discoteca de la zona y así fue.

Nada más entrar y dejar el abrigo en el ropero, me fijé en una chica me que estaba mirando, no le di importancia, acababa de entrar y nos esperaba una noche por delante, nos ubicamos en un lugar estratégico para divisar a la muchedumbre bailando, y las chicas mirando y opinando como solo ellas saben hacerlo, con señas, miradas, gestos y con fidelidad a su naturaleza. En ese momento se arrimó a mi una joven muy guapa, parecía limpia, de buena familia y de su hogar, aunque estuviera en esa discoteca, seguro que no era su lugar, noté la química muy fuerte. Cuando quise decirla cualquier cosa, apareció justo en medio la primera joven que me miró fijamente a los ojos nada más entrar al dejar mi atuendo en el ropero y, literalmente, se abrazó a mi, solo supe reaccionar parando su ímpetu pasando el brazo por su cintura y mantener la compostura, me dijo que nos fuéramos de allí, y se lo comunique a mis amigos guiñándoles el ojo y ellos a mi.

No transcurrieron ni 15 minutos y otra vez llevaba mi chaqueta que deposité en el ropero y caminando por la calle con una desconocida de la mano, ella me guiaba como a un cordero hacia el matadero, no quería entrar a ningún local que yo le proponía para tomar algo y nos conociéramos un poquito, nada, caminábamos como sonámbulos y desgraciados.

Al aproximarse las 5 de la madrugada, fue entonces cuando me propuso que fuéramos a un local y pensé, esta es la mía, seguro que Dios pensó: pobre ignorante bribón.

El local abría a las 6 de la madrugada y eran las 5 y cuarto, me encontraba cansado, apareció un chino vendiendo bocadillos y cervezas en lata que me insuflaron gasolina, y también a la pájara de cuentas, la cual accedió a mi invitación, comiéndose un bocadillo y dos cervecitas, me di cuenta que había cometido un grave error, no habiéndome quedado en la discoteca con aquella buena chica, limpia, de buena familia y de su hogar, esta era una espabilada, yo el tonto para su noche aciaga.

A las 6 en punto, un cuarentón casi de 50, abrió un local que por fuera no se parecía nada en la nada, nos apresuramos a entrar, fuimos los primeros y la niña pidió un cubata, yo otro, la pobre no tenía dinero, cada vez era más tonto, nos fuimos a la parte más oscura que estaba en el fondo del local, y comenzaron a llegar primero unos andaluces, resultaban simpáticos, pero tenían la nariz como un boxeador de tanto darle a la zarpa, farla, coca etc.…y cuando me doy cuenta se están besando entre dos de ellos, mientras los otros dos, eran 4, se meten a los servicios y al ver que tardaban, quise ir tanto a mear como a investigar, vi lo que nunca habían visto mis ojos, cuando salieron, siguieron hablando muy normal y me hacían bromas, yo con una cara de gilipoyas siguiendo las bromas, oliendo a porros y viendo a la jovencita pasándoselo pipa.

Cuando fui a la barra a por unas copas, ya me daba igual, estaba el local lleno y atestado de farloperos, homosexuales y depravados, tenían entre 20 y 50 años, o quizás más se besaban unos con otros, no con una pareja fija, sino que se cambiaban cada 10 minutillos, estábamos en la pista de baile, que nadie bailaba, estaba plagado de parejas de hombres besándose que de vez en cuando se iban al servicio, para satisfacer su clímax.

Creo que he visto muchas cosas en la vida, pero reconozco que nunca de este tipo tan cercanas, consciente de que el que se había equivocado era yo, esa gente hacia lo que deseaba, qué podía decirles, salvo cuando le espeté al oído a la pájara de marras, que no me dejara solo, era lo único que la pedí, además era la única chica del lugar, y mi paraguas.

Pues bien, fue decírselo y marcharse al baño, servicios, cuadra etc… Arrimé literalmente el culo a la pared, y creo que no pasó 1 segundo en acercarse a mi un tipo e intentar besarme, le puse las manos en señal de que frenara, y se marchó hacia atrás, continuaron viniendo para verificar que no era de su condición, la presión que notaba en mi cabeza, me estaba pasando factura, se me ocurrían pensamientos algo distorsionados, estaba perdiendo la cordura y la chiquita ya tardaba más de media hora…Solo aguante allí para que ella misma me bajara el calentón de la cabeza y el otro…que ella me hizo creer, además de hacerme pasar por un bufón.

Cuando salimos era mediodía, es lo que tienen los after hours, le dije que estaba cansado y que podíamos ir a algún sitio a descansar, una siesta nos repararía y que luego podíamos seguir la fiesta, esta vez me tocaba a mi jugar mis cartas y a ella jugar con mis…Accedió pues, la propuse un sitio en el cual me conocían, era y es un lugar de habitaciones de alquiler, estaba tan borracha que imaginaría que era un hotel, el caso es que hice el papel de que había perdido el carné, DNI y que lo dejara ella en la recepción, así fue, cuando se tumbó, me dijo que la daba vergüenza desnudarse delante de mí y en ese momento, la tranquilicé, la avisé de que iría a la recepción para comentar una cosa…mientras se desvestía.

En la recepción mi explicación fue, que esa chica estaba mal por el alcohol y que me quedaría solo hasta que se durmiera, entonces ella se haría cargo de la factura, me conocían y siempre que había ido me comporté como un caballero, pero ese día deseaba que la lista pagara, y como no la vería más en mi vida, pues carretera y manta, podría contar cualquier cosa más tarde, pero no la creerían, era a fin de cuentas una esporádica de la noche y del día, que alguien se apiadó de ella, para llevarla a un buen cobijo.

Subí a la habitación, estaba tapada por las sábanas, me coloqué a su lado, hice como hacen los pesados de los hombres con las mujeres para hacer el amor o lo que sea, así actué, hasta que accedió a hacer una cosa…no parecía disgustarle mucho, pues tampoco soy tan mala persona creo yo, pero a veces es bueno actuar con la frase, para un listo otro listo.

Me marché y me sentí reconfortado, no me arrepiento, pero no lo volvería hacer, empezando porque jamás en la vida me iré desde entonces con una chica que no observe muy bien antes, y menos de la noche de Madrid, también porque de un borracho o borracha no es bueno aprovecharse empezando por mi.

QUE DIOS LES BENDIGA.