31 de Julio, 2013

Era día de partido de fútbol del bueno en Bilbao, nada más y nada menos que un Athetic-Real Madrid, equipo capitalino, siempre esperé con ansias desde mi niñez poder ver en directo este clásico en San Mamés, (la catedral), y al fin se dieron las circunstancias para cumplir mi sueño.

Tenía un gran amigo destinado en Bilbao como guardia civil con el cual me puse en contacto para la ocasión, sin más me ofreció su dulce hogar de cobijo así como también me informó de que se haría cargo para mostrarme la ciudad y de la compra de entradas para tal evento, me apresuré para comprar el billete de autobús hacia Bilbao y quedando a las 7 de la madrugada en la estación de autobuses, mi amigo me recogería y comenzaría el fin de semana.

Así fue, a las 7 en punto llego el autocar a Bilbao, cuando me bajé del mismo, allí se encontraba mi amigo, con gran alegría nos dimos un fuerte abrazo fraternal, para instantes después dirigirnos desde la estación hasta su casa, me ofreció la cama de matrimonio para que descansara, ya que su pareja había ido al trabajo y el haría lo mismo, para más tarde volver y juntos poder empezar a disfrutar del ambiente de la ciudad.

Cuando desperté y abrí la puerta del dormitorio, allí se encontraban mi amigo y su pareja, yo no tenía el gusto de conocer a “Soraya” me presenté y la di dos besos cariñosos, tenía cara de pocos amigos, quizás la profesión de mi amigo, la casa al lado de una casa cuartel, la economía, el aburrimiento, o que su padre era un destacado miembro de por aquel entonces llamado el partido de HB, el brazo político de ETA.

Se trataba de una pareja muy peculiar, pero no la única, en la cual él y ella tienen en el País Vasco la disyuntiva de que sus ideas políticas o sus familiares son extremadamente diferentes al de su cónyuge, pero quizás el amor lo pueda todo…

Me dirigí con mi amigo para que me presentara a sus compañeros y amistades, con una cerveza en la mano, comenzamos a hablar del partido que se jugaría el día siguiente, yo procuraba mantener la mayor diplomacia posible y las amistades nuevas también conmigo, otra cosa era entre ellos, donde sacaban a relucir temas diferentes, y como no los políticos, mi sensación era de mucho respeto, pues nos desplazábamos en coche y siempre había oído lo de las bombas lapas en los bajos de los vehículos de guardias civiles y políticos, que colocaban los afines a la ideología lugareña.

Mi amigo, como guardia civil, llevaba el arma de fuego reglamentaria junto a él, pero ¿y si se hubieran acercados unos de esos? Lo pensaba continuamente, estaba agarrotado, mi amigo no escondía nada su profesión, además alardeaba de ser de Madrid y de derechas con mucha energía y orgulloso.

Por la tarde me quedé con “Soraya”, hicimos un recorrido por toda la ciudad, su carácter rocoso se fue diluyendo en tanto en cuanto más hablábamos, se sentía a gusto, comenzó a relajarse, yo no comentaba nada de lo que quizás ella más temía, su relación con un guardia civil y su padre político de HB, nunca se me hubiera ocurrido, le comentaba lo bonito que me parecía Bilbao, y una vez que paramos con el coche, la invité a una merienda, entonces fue cuando se sentía totalmente relajada y se abrió más con respecto a sus ideas, las cuales ni pregunté, salió de ella de forma espontánea y natural, comenzó a hablar, como para quitarse un peso de encima.

Más tarde, ya sobre las 9 de la noche nos reunimos los amigos de mi amigo, las amigas de Soraya, y todos juntos nos fuimos a tomar unas cervezas, el ambiente del lugar era muy bueno, la compañía mejor, me dedicaban todo tipo de atenciones, de esas veces que parece que conoces a alguien de toda la vida o que desean ofrecerte lo mejor de si mismos para que siempre perdure en el recuerdo su hospitalidad, luego nos fuimos a dormir, porque al día siguiente, domingo, quedaríamos para tomar un vermú y ver el partido entre el Athetic contra el R. Madrid.

Así fue, nos despertamos y nos dirigimos donde habíamos quedado con los amigos de Bilbao, tomamos unos pinchos con el vermú de ensueño, la fraternidad llegaba a la cúspide, entre risas y buen ambiente, llegamos a un trato, ya que mi anfitrión y yo éramos del equipo visitante, ellos de su querido Athetic, decidimos ver el partido en sitios diferentes del estadio, para poder mostrar las emociones de forma expresiva, cada cual a su manera, no hubo ningún problema, así fue, termino el partido en empate, lo mejor para todos.

Ya reunidos con los amigos y amigas de Bilbao después, tomando unos chiquitos de vino, nos fuimos a dormir, para el lunes que era fiesta, comer todos juntos y despedirme de todos.

El lunes por la mañana, otra vez juntos, paseando por la ría de Bilbao y respirando un ambiente muy bonito, pues había un mercado de flores y la gente estaba alegre junto con sus familias, decidieron los anfitriones que fuéramos a comer a casa de “Ainoa”, pero antes a tomar unos vinos por unas tabernas que según me dijeron, había que ver y sobre todo disfrutar del buen ambiente.

Efectivamente, mi amigo me miró con recelo, pero asenté con la cabeza no dándole importancia, sabía lo que podía encontrarme allí, en esas tabernas, me sentía seguro con los vascos, cuantas veces había soñado con estar dentro de una de esas tabernas … una vez dentro me sentía bien, miraba a las personas que se congregan dentro, eran jóvenes, demasiado jóvenes para poder justificar ciertos actos e ideas políticas, las chicas con un pelo corto característico de la causa, los varones el mismo corte de pelo, poco estético y rural, en las paredes fotos y cuadros conmemorativos de sus líderes, fueran políticos o de grupos ya fallecidos en cárceles, por extraño que parezca sentí empatía, me trataban como a un rey, a mi amigo también, a pesar de que mi amigo les gastaba bromas muy duras sobre ciertos asuntos de este o aquel que figuraba en una foto de la taberna.

Cada vez se acercaban más chicos y chicas a mí, hablábamos de todo, pero al final entre tanto vinillo, uno de ellos me dijo, tienes que comprender que yo daría la vida por esta tierra…supe perfectamente que no solo eran jóvenes y menos jóvenes los que se reunían allí dentro a tomar unos chiquitos, y sí más bien a tomar decisiones…se sentaron junto a mi dos personas a las cuales les abrieron el paso, eran de un pueblo de Bilbao, les dejaron paso hasta donde yo me encontraba, pude sentir que deseaban saber mis opiniones del País Vasco, mi intuición me hizo llevar el tema por el lugar del corazón y humano, evitar opiniones superfluas y frívolas, les comenté, que mi madre al igual que muchas señoras de Madrid y otros lugares de España, no entendían nada de ese conflicto y que al ver un atentado por la televisión lloraban mucho por las víctimas. También les comenté que no había vivido la época de Franco y que por lo tanto jamás podría opinar de aquella época, solo les dije que quería un piso, un buen trabajo sin un jefe sinvergüenza y que me sentía bien junto a ellos en ese momento, pues yo miraba el trato dispensado, el corazón y entre líneas, de manera subliminal les dije que en Madrid existen muchos grupos de extrema derecha que están engañados, que quizás en el País Vasco ocurra lo mismo con ciertas personas, a las cuales se las utiliza para que esos otros… vivan de otro modo, fue entonces cuando entre ellos comenzaron a poner en duda ciertas cosas.

Les había hablado con el alma y el corazón mirándoles a los ojos y con humildad, siguieron hablando junto a otras dos jóvenes sobre el tema, y fue cuando escuché algo precioso… quizás estemos haciendo algo equivocado, no todo vale puede existir otra solución, no tiene sentido… fue un instante que jamás olvidaré, con mis palabras de respeto y sacadas del alma, pude hacer que vieran algo más, y ver su lado más humano.

Mi amigo me miró de una forma distinta, y su voz esta vez baja de tono, me comentó que nos íbamos a comer a casa de Ainoa, así fue, en la comida éramos muchas personas, y otra vez me hicieron sentir fenomenal, la paella tardaba bastante, mi amigo seguía bromeando con comentarios como “con un caudillo aquí, la paella ya estaría”, una de las chicas, me dijo en broma, tienes que ser un santo, porque para aguantar a tu amigo… Siguió haciendo comentarios de tipo político, pero se dio cuenta de que no me gustaba, así acabamos la comida y una vez en el salón tomando café me sentí en paz con el mundo por unos instantes, se había paralizado el tiempo con la luz del sol entrando por una ventana, pero no había tiempo para más, mi autocar salía a las 6 de la tarde y me puse en marcha.

Entonces fue cuando me llevé una gran alegría porque me acompañaron a la estación casi todas las personas que conocí en esos tres días, me ayudaron hasta el último instante, y nos despedimos con besos, apretones de manos, con los del pueblo cercano a Bilbao que eran hombres ya curtidos que mantuvimos la conversación de más tensión, se que estos dos deseaban saber quién era en realidad, nos abrazamos y con lágrimas en los ojos, nos despedimos, emplazándome a otra visita en cualquier otra ocasión, me dijeron… nuestra casa es tu casa…subí al autocar y solo pude mirarlos un instante, me despedí, las lágrimas caían por mis mejillas dirección Madrid …

5 años después mi amigo que se había incorporado al grupo antiterrorista, tuvo que venir a Madrid por una grave enfermedad degenerativa de los huesos, en la cual perdió la batalla falleciendo en su propia casa.

También en la población de mis amigos vascos, hubo muchas detenciones y al verlo por la televisión supe y entendí muchas más cosas…

EN RECUERDO Y EN LA MEMORIA DE MI AMIGO DE INFANCIA. DEP.