22 de Septiembre, 2013

Hacia la Puerta del Sol me dirigí como una centella en cuanto supe que había una reunión, revolución o algo parecido, tenía la esperanza de que hubiera una banda de top manta a diestro y siniestro contra los políticos o gente del poder, sería el primero y quizás no el único, pero una vez en el lugar me encontré con otras formas de pensar y hacer las cosas más razonable.

Empecé a preguntarme ¿Qué éramos? ¿Quienes éramos? ¿Quién era yo? Después de escuchar a los más eruditos en el tema, los representantes de plataformas y otros, me seguía persiguiendo la pregunta ¿Quién era yo?

Si insistía en mis impulsos, lo más probable era que acabara en un cúmulo de flemas, para escupir a un agente del orden y luego quedarme vacio de ideas, y pasado algún tiempo entender que no era un escupitajo, más bien era mi yo más profundo. De esta forma seguiría como un loco corriendo por las calles oscuras llenas de fantasmas, aunque siempre podría decir eso de, no sé qué hacer con mi vida…

Me fijaba en las personas allí presentes, me transmitían algunas de mis ideas, a mi me gustan los obstáculos porque son los que te hacen más fuerte, cuando te enfrentas a ellos, ganes o pierdas, para mí no hay nada perdido, esa fue mi idea desde pequeño y la que me hizo ser más lo que sea…pero más…nunca menos… pero, estas personas reunidas parecían estar atrapadas en un laberinto sin fin, sus miradas, los unos a los otros, eran espejos de sus fracasos, sin duda con la ayuda inestimable del estado, del sistema, del gobierno, de esos…Cada vez que daba más vueltas por el lugar más me perdía en mis ideas y al ver imágenes de personas deformadas por la decepción de sus vidas.

Para mí una persona seria, es una persona alegre, despreocupada, desinhibida, y en aquel lugar de reunión, observé a muchas personas serias, muy firmes en unas ideas, que deseaban hacerse cargo de los problemas del mundo.

Noté que el mundo hacia mí y viceversa no recibiríamos nada en tanto en cuanto, yo no dejara de ser un miembro más, un número, un cuerpo entre cuerpos, debería de ser yo mismo.

El país, conjunto de países, grupos de lo que fueran, estaban todos en un mismo camino, en la misma rueda, ese camino que es un laberinto y esa rueda que es giratoria y que de ambos no se puede salir, quiero escapar del sistema, y poder decir que estoy vivo.

Miradas vacías, palabras sin rumbo, gente que no oye pero escucha, los allí presentes eran lo que eran, una masa moldeable para que otros…se apoderen de sus mejores ideas y las hagan propias y las de éstos caerán en agua de borrajas, sin pena, ni gloria.

Las personas que me han impresionado en la vida, son las que comen poco, dormían poco y poseían poco o nada, no había falsas ilusiones sobre el deber, la preservación de un tipo de estado u otro, solo les interesaba la verdad, la verdad de la vida, habían empeñado todo en darlo todo gratuitamente, porque esa es la única manera de dar y de recibir, esa era la vida, no el simulacro de aquellos que me rodeaban.

Había que pasar por la gran comedia que te impone la vida, pero alguna vez debes de romper con la comedia para tener una visión de la realidad y que ésta fuera mi fuerza motivadora para conseguir…lo que deseaba en mi interior era desenredarme de aquellas personas que por las circunstancias que fueran estaban en una trama junto a mí, pero que no me interesaba más que la experiencia, era de esas veces que me volvía a estrellar contra molinos de viento, para conseguir una experiencia más, una frase, una mirada, un olor.

En ese lugar me encontraba como una víctima más desventurada de pensamientos y cada vez más enredado en una tela de araña, me estaba despersonalizando, me había puesto otra chaqueta, una coraza, un impermeable, quizás para no ser herido o que me hirieran más, de un engaño artificial y que éste se convirtiera en un engaño REAL, y además interiorizarlo, sin embargo las crisis de la gente allí agrupada se intensificaba cada segundo, querían un cambio, una identificación de algo oculto en cada yo interior de cada persona que pululaba por ese lugar, pero deberían asimilar su propia dispensación, su propia disolución, y su armonización, porque todo lo que veían, en su exterior era producto de su maquinaria mental .

Un escrito tan extraño como la reunión de los indignados.