4 de marzo, 2009

Me dirigía hacia la universidad con ira y rabia para tener algo más que palabras con un catedrático por una injusticia sobre un examen en el cual me humilló, debido a que ese señor tenía diferentes gustos sobre el sexo que yo, y quería algo de mí, que nunca lo conseguiría.
Cuando estaba llegando a la universidad, caía una lluvia abundante y mi corazón latía cada vez mas rápido solo al pensar lo que sucedería al encontrarme al funcionario, precisamente palabras no habría muchas, solo acción, aunque tuviera que pagar las consecuencias de la justicia, era un ser malvado, y yo me convertí en otro, ya se sabe, cuando se lucha contra un monstruo, debes tener cuidado en no convertirte en otro monstruo.

Comencé a subir las escaleras hacia su despacho, pero me perdí por otro camino y continué por la curiosidad, ya que reflejaba una luz. Al llegar a ella vi que alumbraba toda un aula, entré en ella sin pensarlo y vi algo maravilloso, los ventanales hacían que la luces traspasasen por ellos, esa luz neblina en esa gigantesca aula que estaba llena de personas, todas ellas sentadas sobre el suelo, o apoyadas sobre cojines tumbadas, me miraban y sonreían, estaban realizando trabajos frívolos, más bien de ocio, juntar lana, separar papeles por colores, todas esas personas no hablaban, sonreían. En el medio, tenían una fuente con peces de colores.

Me di cuenta entonces, sin mediar palabra con ninguna de las personas que allí se encontraban, todas ellas vestidas de blanco impoluto, o una simple toga y donde los reflejos de luz hacían florecer y rejuvenecer todo aquello más, que no existía para ellos la política, ninguna moral que les marcara, si acaso la inocencia y la naturaleza, ni tampoco tenía cabida ninguna religión, era un lugar donde el disfrute y el placer solo consistía en el respeto hacia los demás y que la alegría de vivir se albergaba en las cosas mas simples y frívolas, regar plantas, colocar sábanas, sonreír, no hacia falta hablar, tampoco comían, esto sería una necesidad básica en el mundo, pero no para ellos, y esto hacia que no necesitasen trabajar, no sentían necesidades de codicia, todo el lugar era un remanso de paz y alegría, de dulzura y sensibilidad.

Al contrario del mundo en el cual vivimos, en ese lugar mágico, todo lo que había de bello no pasaría y perduraría.

También entendí que las personas nos engañan y el tiempo nos desilusiona, que la muerte se ríe de nuestras preocupaciones, y que las ansiedades de la vida no son nada, se dice que aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo.

Entonces nos damos cuenta de que el tiempo consume todo, te miras a un espejo y ves tu rostro marchito y arrugado cada día un poco más, empezamos a pensar como no debemos dejar pasar ni un día más sin pena ni gloria. Me vino a la mente la pregunta ¿por qué no abandonas esos estudios y comienzas a vivir de verdad? Más bien pareció decírmelo una joven sonriente con solo mirarla, no era telepatía, era como una comunicación nítida y clara de símbolos, lo podía percibir perfectamente. A su vez miré a otra mujer y noté y escuché en mi interior, la vida bien aprovechada es larga, el que siembra virtud recoge alabanza. Fue entonces cuando la rabia y la ira se marcharon de mi fuero interno, y es que mientras pensaba que estaba aprendiendo a morir, he aprendido a vivir.

En ese bendito lugar notaba como mi mente, cuerpo, espíritu y el alma se encontraban con gran vigor y mucha vida, lo mismo que la luz que daba ese resplandor al lugar se renovaba con más fuerza solo con la paz y las sonrisas de aquellas personas.

Deseaba con toda mi voluntad quedarme allí para siempre, donde no hacia falta hablar para comunicarse, no existían problemas de religión, política, ni moralidad, y el deseo sexual solo era la causa para la reproducción, no existían vicios, codicia, envidias, ni rencores.

Observé a una bella mujer que separaba la lana de unos paños, yo estaba pensando en que me quería quedar, y mirándonos otra vez escuché en mi interior mientras ella sonreía, debes afrontar tus miedos, siempre habrá algún tiempo para protegerte entre unos muros, vete en paz y cuando lo desees vuelve y experimenta otra vez estas sensaciones, entonces tendrás experiencia ya que tu mente puede estar falsificando tus interrogantes sobre la existencia, no alardees de conocer lo que has visto, pero no renuncies a recordarlo, puedes darte por satisfecho si eres capaz de conocer la finalidad de aquellas cosas que has visto y sentido, pues es posible que las personas piensen que tu imaginación ha jugado contigo.

Me dirigí hacia la puerta y me marché sin mirar hacia atrás, con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta. Cuando salí de aquel edificio, ya no llovía y olvidé el motivo por el cual había llegado hasta aquel lugar.