23 de abril, 2007
Ahora que corren tiempos extraños, con manipuladores de diversas religiones que, por cierto, vaya cantidad de batallas, luchas, guerras, muertes porque uno crea en una cosa y otro en otra, con lo bueno que es tener a tu Dios interior y el bolsillo lleno de dinero, el único Dios verdadero (Sabina).
El caso es que no habrá que quedarse de brazos cruzados con las amenazas vertidas, y entonces habrá que recordar algo de historia.
La Batalla de Covadonga tuvo lugar en 722 en Covadonga, un paraje próximo a Cangas de Onís (Asturias), entre las huestes de Don Pelayo y tropas musulmanas que resultaron derrotadas.
La gruta de Covadonga, refugio de Don Pelayo
Esta acción bélica se ha tenido siempre como el arranque de la más tarde denominada «Reconquista», y quizá por ello ha sido mitificada por las crónicas cristianas (que por otra parte no aparecen hasta el siglo X) de tal forma que no se puede otorgar valor histórico a lo que en ellas se cuenta, menos aún cuando en alguna se atribuye la victoria a la intervención milagrosa de la Virgen María. Tampoco resulta fiable la ascendencia principesca visigoda que se ha asignado a Pelayo, lo que seguramente obedece a un ánimo de legitimación de la monarquía asturiana como continuadora de la que fue desposeída de sus territorios por la invasión musulmana.
Gobernaba el norte peninsular desde León un bereber llamado Munuza, cuya autoridad fue desafiada por los dirigentes astures que, reunidos en Cangas de Onís en 718 bajo el liderazgo de Pelayo, tomaron la decisión de rebelarse negándose a pagar impuestos exigidos, el jaray y el yizia. Tras algunas acciones de castigo a cargo de tropas árabes locales, Munuza solicitó la intervención de Córdoba. Aunque se restó importancia a lo que estaba sucediendo en el extremo ibérico, el emir Ambasa envió al mando de Al Qama un cuerpo expedicionario sarraceno que en ningún caso alcanzaría ni remotamente la fabulosa cifra de 180.000 hombres dada por las crónicas cristianas.
En cuanto a las fuerzas de Pelayo, la historiografía reciente no las cuantifica en más de 300 combatientes. Con ellas se aprestó a esperar a los musulmanes en un lugar militarmente estratégico, como lo es el angosto valle de Cangas de los Picos de Europa cuyo fondo tapona el monte Covadonga, donde un atacante ordenado no dispone de espacio para maniobrar y pierde la eficacia que el número y la organización podrían otorgarle. Allí, en 722, se produjo la batalla, (para muchos una simple escaramuza, sin embargo era un cuerpo de tropas y fue aniquilado, obligando a Munuza a escapar de Gijón, donde se encontraba en ese momento, cosa que no logró, dado que él y sus tropas encontraron sepulcro intentado escapar, posiblemente junto al río Trubia) que enfrentó a la patrulla de Al Qama y a la milicia de Pelayo, un centenar de cuyos hombres se había ocultado en la célebre cueva de Covadonga y pudo actuar por sorpresa contra los desconcertados enemigos. Al Qama halló la muerte en este lance, mientras que sus tropas sufrieron grandes pérdidas en su desordenada huida al caer sobre ellos una ladera debido a un corrimiento de tierras cerca de Cosgaya en Cantabria.
Lo cierto de todo esto es que supuso la primera victoria de un grupo armado rebelde contra la dominación musulmana en la Península Ibérica y que dio pie al establecimiento de una insurrección organizada que desembocaría en la fundación del Reino Independiente de Asturias.
Fuente de información, wikipedia.
Se sigue buscando a DON PELAYO;
complexión-fuerte, altura 1, 70, pelo moreno y ojos castaños.
Acusado de pertenencia a banda armada, genocidio e intolerancia, xenofobia, incitación al odio racial.
Culpable de genocidio, se le imputa el salvaje asesinato de unos cuantos centenares de magrebíes en el paisaje asturiano de Covadonga, usurpación de fuerza pública.
Se hace pasar por rey, se le acusa de delito ecológico, provocando intencionadamente aludes de rocas en un espacio protegido, autor intelectual de las alteraciones de orden público ocurridos en la península ibérica entre los años 721-1942, responsable directo de una larga serie de agresiones indiscriminadas a personas pertenecientes a otras etnias y, como tal, reconocido por miles de testigos presenciales. Sus actividades delictivas han sido repetidas en conferencias y en todos los foros nacionales e internacionales, convicto de intolerancia, racismo y xenofobia.
Se ha dictado contra él, la orden de interacción de orden y captura por el famoso e inconfundible ILMO Magistrado Juez de la Audiencia Nacional.
Cada uno en su casa y Dios en casa de todos.
GILBRARTAR ESPAÑOL, MALVINAS ARGENTINAS.
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