25 de mayo, 2008
Las adversidades no son difíciles, son difíciles si de alguna forma o manera no nos enfrentamos a ellas. La fuerza de voluntad verdadera, la fe y jamás tener miedo a fracasar son, en muchos casos, la clave del llamado éxito (quizás subjetivo). Aunque surjan momentos de verdadera angustia, y doy fe de ello, y la noche esté más oscura, es que está a punto de amanecer, y las condiciones más adversas se habrán difuminado con la luz resplandeciente de nuestros ojos luminosos y de la esperanza, porque si algo he aprendido es que todo tiene una solución, y que las situaciones más complicadas la tienen, y no tan difícil como imaginamos.
Es cierto, según mi opinión, lo que a veces escuchamos por boca de algunas personas que nos aprecian para darnos aliento, ese vaso de agua o bocanada de aire fresco, frente al reto y la adversidad, MAS HACE EL QUE QUIERE, QUE EL QUE PUEDE.
Muchas veces es el argumento que a menudo pretende explicar cómo alguien ha logrado algo que se suponía imposible y que, según mis experiencias en diferentes lugares del mundo y en situaciones limite, he podido comprobar al salir airoso; visto esto desde una perspectiva del presente recordando el pasado, con ayuda divina o quizás, sin ser presuntuoso, con ciertas habilidades sociales, facultades, condiciones circunstanciales o suerte, que yo desconocía de mi mismo, y que, o bien tuve el valor de sacar de lo más profundo de mi interior, o quizás suelen salir como el mecanismo de defensa que todos tenemos. Gracias también al trabajo de sembrar, para luego recoger la cosecha.
Y en esa siembra tuve la oportunidad de vivir en un barrio de Madrid y conocer el mundo de la calle, sin caer en las múltiples tentaciones que acaban con las personas a fuego lento. En lugar de cometer esos errores, empecé a leer todo aquello que caía en mis manos. Investigué en la vida por medio de los libros, mediante la lectura de las grandes personas que yo creía que podían mostrarme un camino o, al menos, que no tropezara más de la cuenta. Personas que han generado una aportación significativa a la humanidad en el terreno de la ciencia, del arte, de la empresa o de cualquier otra disciplina. Al hacerlo me encontré con una amplia mayoría de casos en los que ciertas afirmaciones se sostienen y dan sentido a la vida y a nuestra existencia.
Me llamó la atención Eisntein y Edison que fueron tratados como retrasados mentales durante su infancia, incomprendidos y rechazados por un entorno que más tarde en el tiempo contempló perplejo como los frutos de sus talentos cambiaron para siempre el curso de la historia. O como los descubrimientos de Fleming, Pasteur, Server, Copérnico y de tantos otros les costaron desde la vida hasta el rechazo más contundente de sus coetáneos. Otros como Ghandi, Nelson Mandela, Martin Luter King o Mª Teresa de Calcuta, han demostrado también con su vida que las utopías pueden tocar la realidad cuando el propósito y la voluntad son firmes y los principios marcan una clara dirección y sentido, no sin un terrible sufrimiento que solo da confianza y es el precio justo hacia la entrega absoluta a una causa mayor en la cual uno mismo es capaz de vencer.
Desde que empecé a viajar, comencé a fijarme en las personas, los transeúntes y creo que siempre pensé lo mismo, la mayoría de las personas se ajustan cómodamente a una vida que les sea placentera o con ciertas comodidades, sobre todo en países desarrollados, pero siempre cuando he hablado con alguien en cualquier lugar, he visto y sentido por parte de esas personas una fuerza superior que no exteriorizan, la guardan para, según mi visión, alguna adversidad que según sus pensamientos o escala de valores, sea necesario emplear. No ven que en cualquier momento pueden cambiar la vida de cualquier semejante para bien o hacer algo extraordinario que llevan pensando hace tiempo, y su forma y manera de postergar esas habilidades y virtudes les hace infelices. Algunos desean pintar, pero algo les quitó esa ilusión, otros tocar un instrumento musical, pero ya no se ven capaces, y muchos ejemplos semejantes. Recuerdo en estos casos una frase de una película titulada, “Una Historia del Bronx”, que decía, NO HAY PEOR COSA EN EL MUNDO, QUE EL TALENTO DESAPROVECHADO.
Con el tiempo, y pasando etapas de la vida, he aprendido a ser más optimista de lo que siempre he sido, es la realidad, no arrogancia. He aprendido a entender lo que otros hacen por mi, y a mostrarles toda mi gratitud, reconocer su generosidad en cada momento, en cada instante, con un hecho, una palabra, perdonar porque errar es humano y perdonar divino,( EL DE AYER NO ERAMOS NOSOTROS), cada día somos otra persona distinta, perdonamos y nos perdonan, el perdón es una manera de liberarse de la rabia, y el enojo que conduce al dolor del alma, ésta es la raíz y canal del sufrimiento hacia la ira, la angustia y la ansiedad, que tanto perjudican a nuestra salud. Cuando nuestro cuerpo se desprende de la rabia, envidias y rencores, en ese momento nos compadecemos de quien nos quiso ofender o nos hirió el corazón y el alma. Y ambos sanan.
Hay muchos más acicates para una realización individual y colectiva, saber que somos parte de este planeta y que cada uno de nosotros es único y que la belleza nace desde nuestro interior, con nuestros hechos, construyendo y nunca destruyendo, somos seres de luz en una experiencia única, y estamos en este mundo para cumplir con algo, con solo nuestra presencia, se convierte ese milagro llamado vida, el observar al sol, mirar la luna, eso es un verdadero milagro del que no somos conscientes.
De todo lo anteriormente escrito, podemos llegar a comprender como sacar esa fuerza interior, porque los que dicen que es imposible no deberían molestar ni interrumpir a los que están haciendo algo para que sí sea posible, ya que estos superaran el destino gracias a su fuerza interior, mostrando de forma elocuente el enorme potencial del ser humano cuando la voluntad y la entrega definen un propósito vital.
Podemos hacer lo que deseemos si lo intentamos con fe, con tesón y fuerza de voluntad. Al levantarnos debemos entender que hay muchas más personas que se han propuesto ser mejores en alma y espíritu, y a su vez conseguir unas metas y objetivos y quizás no sea la clave el aparentarlo, ni cuestión de fuerza física, ingenio, riqueza o inteligencia. Existe algo muy superior que tiene que ver con la fuerza interior.
El verdadero poder surge de lo más profundo del alma de cada humano; es aquella fuerza que nos hace afrontar los retos, levantarnos después de caer una y mil veces, (el ser humano es mas fuerte cuantas más veces se levanta del suelo), luchar por una causa justa o necesaria, nunca perder la esperanza, perseverar, dar una lectura positiva y constructiva a todo cuando nos sucede, porque siempre suceden las cosas por algo, todo lo que nos acontece, son señales y avisos que debemos saber interpretar.
Saber que eso que llamamos yo, en realidad es nosotros, y actuar en consecuencia, celebrar, vivir, sentir cada instante de nuestras vidas, poner al mal tiempo buena cara, porque siempre después de llover escampa, trabajar con el corazón, si se pueden hacer las cosas mal, es mas bonito y mas fácil hacerlas bien por un futuro mejor para todos, reciclar, saludar, reír, complacer, agradecer, no herir, pedir perdón y saber perdonar es lo que nos eleva a la calidad de grandes espíritus y personas, el avanzar sin miedo, entregarse a cada sacrificio de la vida con coraje, responsabilidad, humildad y confianza.
En definitiva, desarrollar ese poder que nace de la capacidad para cambiar la realidad subjetiva en nuestra propia realidad y, a su vez, en una realidad de afecto hacia la colectividad gracias a nuestras actitudes.
No es que las cosas sean difíciles, son lo que son, y si parecen difíciles no nos atrevemos a enfrentarnos a ellas, pero A PESAR DE LAS ADVERSIDADES SIEMPRE CONTINUA HACIA ADELANTE PARA LLEGAR A UN DESTINO, TU PROPIO DESTINO, Y QUIZAS HAYAS CAMBIADO EL MUNDO DE ALGUIEN PARA BIEN Y EL TUYO PROPIO.
La suerte favorece a la mente preparada, encuentra tu camino o hazlo, ya que el que tiene un porqué, siempre encuentra un cómo.
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