27 de julio, 2008
Tenía una consulta con mi doctora debido al colesterol alto, y estuve esperando mi hora para ser recibido en la consulta. Me tocó el turno y me explicó la doctora los pormenores del análisis de sangre y me informó que solo estaba un poco alto el colesterol malo, y que debía de pasar a la sala contigua para que sus enfermeros me explicaran mejor las consecuencias y las precauciones para que mi vida fuera más saludable, y yo a todo esto pensando que estoy hecho un toro, guapo y simpático, además de que mi vida ha sido bastante placentera en ese tema que estas pensando.
Fue así como entré en la sala correspondiente donde me esperaba un enfermero con una voz dulce, ojos verdes y muy sencillo, también su limpieza y saber escuchar mis temas personales fueron cautivando mi mente, espíritu y alma, solo lo sabe el que lo ha vivido, y no todo el mundo se enamora de una persona del mismo sexo en una consulta, quizás en un bar de copas y del sexo opuesto, pero lo mio fue algo superior, inenarrable si cabe, pues tengo el alma partida y el corazón atravesado por la espada del amor a la primera consulta.
Según me iba indicando las consecuencias del análisis de sangre, se notaba una química especial, y fue entonces cuando me hizo quitarme la ropa superior para auscultarme y tomarme la presión arterial, su palabras fueron contundentes, chaval estas fuertísimo y perfecto, pero de que me valía y me vale, si no me atreví a decirle lo que sentía por el en su trato corto, pero intenso.
Jamás en vida pensé que esto me podía ocurrir, porque he realizado de todo, lo malo y lo bueno, pero enamorarme de un enfermero, lógicamente jamás.
Continuamos hablando de cosas de la vida, el sedentarismo, el deporte de élite y sus consecuencias y de otros temas, y entonces noté ya mis sospechas desde un principio, era homosexual.
Fue entonces cuando vislumbré una luz en la oscuridad y pensé que le podía explicar lo que estaba experimentando mi persona, creo que él sentía lo mismo, porque había más gente esperando en su consulta y no le importaba el tiempo, y sí nuestra conversación llana, sincera, llena de cariño y amor platónico con una gran dosis de paz interior, esos ojos verdes, esa voz tan dulce, esa delicadeza y saber escuchar al paciente impaciente me transmitían un halo de felicidad inexplicable.
Acabó todo cuando me dijo que si necesitaba algo que no dudara en llamar a su consulta sin previo aviso para cualquier cosa que deseara.
Pensé que era cosa de gente rara estas situaciones, pero así lo viví y así lo escribo con una lágrima derramándome por mi ojo derecho que me quema ese lado facial y el alma.
El problema es que cada vez que tengo y debo de ir a mi doctora, allí está él, allí le veo a él, y observo como otros pacientes entran en su sala de curas y recomendaciones, y es cuando mi espíritu se me hace trizas.
Desde entonces por extrañas circunstancias son muchas las mujeres que de alguna forma se acercan a mi en diferentes ocasiones, y no me motivan en absoluto, cuando antes he sido un ave rapaz con la mujeres cazando conejos, además de que nunca dejaba escapar una ocasión si una señorita, joven o señora se acercaba a mi, nunca especulaba, AVE QUE VUELA, Y CAZA CONEJO O LARGARTIJA A LA CAZUELA.
Pero ahora todo ha cambiado, ahora todo es diferente, ahora todo es más difícil, ahora, ahora, todo es oscuridad entre las luces, algo me ha agarrado el alma para nunca soltarme, al menos hasta el día de hoy.
El amor es una flor que nace al borde del precipicio.
El amor es un estado de estupidez transitorio.
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